Ángel Guerra Cabrera (especial para ARGENPRESS.info)
El
movimiento parecía débil y solitario cuando comenzó con unas 200
personas en el Parque Zucotti(rebautizado de la Libertad) pero pronto
ganó el apoyo de la mayoría de los newyorkinos, de sindicatos,
intelectuales heterogéneos, artistas y empresarios medianos y pequeños.
En menos de dos meses se ha extendido a más de cien ciudades, ha
duplicado la popularidad del Tea Party y cambiado la agenda del debate
político nacional. Temas tabú como desigualdad de ingresos, dominación
de la sociedad por las corporaciones, codicia capitalista y los crímenes
del imperio ahora se discuten en la sala de muchas casas y en las
páginas editoriales.
¿Por qué ha surgido este
movimiento, tan temido por el poder que no ha cesado de reprimirlo,
hasta desalojarlo de su acampada más emblemática muy cerca de Wall
Street? Como respuesta intentaré resumir los cuestionamientos del
movimiento Ocupa al sistema imperante en Estados Unidos.
Estados
Unidos atraviesa una colosal crisis económica a la que no se le ve
final a consecuencia de la avaricia capitalista, el gobierno del dinero y
las constantes guerras. El desempleo alcanza a 25 millones, entre ellos
muchos jóvenes. El país que más riqueza ha acumulado tiene cincuenta
millones en pobreza, un número mayor sin seguro de salud y las escuelas
públicas están en ruinas. Millones han perdido sus casas, el patrimonio
de toda la vida. Mientras tanto, según datos oficiales, la riqueza de
los más ricos ha crecido 275 por ciento.
Pero
también existe una crisis de valores que hace que el pueblo crea cada
vez menos en los políticos y en las instituciones. No siente que estos
lo representen ya que están al servicio de las grandes corporaciones y
los bancos, que pagan sus campañas políticas y los colman de
privilegios, se trate del presidente Barak Obama y la rama ejecutiva del
gobierno o de los integrantes de ambas cámaras del Congreso. Los
últimos nunca habían tenido un nivel más bajo de aceptación en la
opinión pública. Están en crisis los designios de hegemonizar el mundo y
el ciclo de guerras imperialistas en que se ha empantanado la potencia y
ya no puede sostener. Este sólo ha exacerbado y extendido los
conflictos que supuestamente solucionaría. A ello está unida la amenaza
de incendiar a la humanidad en un holocausto nuclear si los gobernantes
mediocres y oportunistas de la Casa Blanca y sus capitales aliadas
insisten en su plan de atacar a Irán(Aquí una afirmación muy personal:
si se quiere encontrar hoy ejemplares de esa especie en extinción
conocida alguna vez como hombres .y mujeres- de Estado búsqueselos
primero en los países latinoamericanos que han tomado un rumbo
independiente).
La crisis estadunidense se
extiende desde la forma implacable y ya intolerable de explotación y
pillaje de una gran mayoría(el 99 por ciento de su propia población) y
de inmensos contingentes humanos en el mundo por una ínfima minoría(el 1
por ciento) hasta el paradigma de producción y consumo consolidado en
los años cincuentas y sesentas con el desarrollo pleno del consumismo.
Una medida de la tragedia a que ha conducido este fenómeno es el hecho
de que si los 7 mil millones de seres humano que hemos llegado a ser en
la Tierra alcanzáramos el per cápita de consumo de Estados Unidos,
únicamente podríamos sobrevivir si contáramos con los recursos naturales
de ¡no menos de cinco planetas¡ iguales que el nuestro. Ello es la
causa del calentamiento global que origina ya hambrunas, más intensos y
cada vez más frecuentes trastornos del clima y está terminando a gran
velocidad con numerosos ecosistemas indispensables para la supervivencia
del ser humano. También del envenenamiento de los ríos y mares, donde
en unas décadas más no quedará vida. Nada de lo anterior puede continuar
igual y es necesario cambiarlo radicalmente. Lo primero que hay que
cambiar es que todas las decisiones que los afectan deben tomarlas los
ciudadanos y no el capital y los políticos, que son sus empleados. Todo
esto y más dicen los ocupas.
http://www.argenpress.info/2011/11/washington-reprime-los-ocupa-por-que.html
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